Chileprunes, asociación gremial que promueve y representa a Chile como el mayor exportador mundial de ciruelas deshidratadas, reveló sus avances en el diseño del estándar Chile Origen Consciente. En entrevista exclusiva, Pedro Acuña, director ejecutivo de Chileprunes, destacó los puntos más relevantes en esta etapa de pilotaje así como los desafíos en el proceso de diseño de este estándar pionero.

Acuña enfatizó en cómo Chile Origen Consciente les ha permitido una visión integral de la sustentabilidad. El estándar ChOC abarca aspectos ambientales, sociales, económicos, éticos y de calidad, otorgando a las empresas una herramienta de gestión que les permitirá posicionarse de manera más sustentable y competitiva, posicionando además a Chile como líder en cada una de las industrias que ya han adherido. Creado como un sistema de certificación voluntaria, brinda a las empresas la flexibilidad para decidir las acciones a implementar, al tiempo que establece criterios mínimos para obtener la certificación. El estándar estará disponible para su implementación a fines del año 2024, tras finalizar la etapa de diseño y validación.

 

¿Cómo evalúa el proceso de diseño del estándar ChOC a la fecha y qué desafíos se han enfrentado?

El proceso del diseño del estándar ha sido muy productivo a la fecha, nos ha ayudado a conocer con más detalle las características de la industria en sus distintas etapas de la cadena de valor y las particularidades de los distintos tipos de productores que la conforman, lo cual ha sido también el principal desafío. Al tratarse de una industria con dos grandes eslabones productivos (producción primaria en predios y adecuación agroindustrial en plantas), con distintos volúmenes de producción; la caracterización de la industria, atendiendo las particularidades de cada sector, ha sido un gran desafío por atender, el cual hemos logrado abordar positivamente.

En su opinión, ¿cuáles son los aspectos clave que aborda el estándar de sustentabilidad diseñado para la producción de ciruelas deshidratadas?

El diseño de este estándar ha permitido tener una visión integral de la sustentabilidad, incorporando dimensiones desde lo ambiental y social, pero también desde la gestión económica, la ética y la calidad. Este factor le da a este estándar un plus, tanto a nivel de visibilidad internacional ante los consumidores, como a las empresas, quienes pueden utilizar este estándar como una herramienta de gestión que les permita analizar y mejorar el desempeño de su negocio desde diferentes ámbitos, haciéndolos más sustentables y competitivos.

¿Qué se espera lograr a través de la implementación de este estándar en la industria de ciruelas deshidratadas?

Se espera que los productores, procesadores y exportadores de ciruelas deshidratadas en todas las fases de la cadena puedan demostrar sus avances en sustentabilidad, mejorando día a día sus prácticas. Por otra parte, se espera posicionar a Chile como una industria que potencia la calidad y sustentabilidad en sus procesos, a través del primer estándar de sustentabilidad de la industria de ciruela deshidratada a nivel mundial.

¿Cómo opera el sistema de certificación voluntaria? ¿Existe la posibilidad de que las empresas puedan decidir las acciones a implementar?

Efectivamente, este estándar se propone como una instancia voluntaria, a la cual las empresas podrán optar a suscribirse una vez que este se encuentre en etapa de ejecución. Al plantear este estándar como una herramienta de gestión para las empresas, pone a disposición de éstas un “set” de acciones, las cuales trabajan la sustentabilidad desde distintas dimensiones (ambiente, calidad, social, gestión y ética). Las empresas tienen la posibilidad de analizar todas estas acciones y plantear un roadmap para ir cumpliendo con ellas en el corto o mediano plazo. Sin perjuicio de lo anterior, el estándar tendrá criterios mínimos que se constituirán en requisitos que darán la posibilidad a las empresas de obtener la certificación en niveles, básico, intermedio y avanzado.

¿Cómo ha sido la colaboración público-privada detrás de este proyecto y cómo ha contribuido al proceso de certificación?

La articulación con los distintos actores públicos y privados ha sido muy positiva durante este primer año y medio de trabajo. Hemos tenido apoyo de instituciones como la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), quien apoya este proyecto desde el inicio y del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) quienes son nuestros aliados desde la ejecución técnica del proyecto. Adicionalmente, desde el sector público hemos tenido apoyo de entidades como ODEPA y la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático, quienes serán parte de la gobernanza para la obtención de la certificación una vez que el estándar se encuentre implementado. En cuanto al sector privado, las empresas del sector han sido altamente participativas en la construcción de este estándar, participando en distintas instancias de consulta, como encuestas, comités de trabajo y visitas de validación en terreno, las cuales han ayudado a ajustar este instrumento a la realidad de la industria a nivel nacional.

¿Cuáles son los próximos pasos del proyecto? ¿qué se espera que logren las empresas en el corto plazo?

Es importante destacar que este estándar aún se encuentra en su etapa de diseño, a pesar de que ya se cuenta con una primera propuesta, esta se encuentra en etapa de validación con la industria. A través de una etapa de pilotaje la cual permitirá analizar, in situ, las principales brechas técnicas de la industria, los medios de verificación más adecuados, identificando así, de manera fidedigna las buenas prácticas sustentables que serán parte de este estándar. Una vez finalizada esta etapa de pilotaje se espera plantear un programa de capacitación, el cual quedará disponible para todas las empresas que en futuro deseen certificarse. Se espera que el estándar se encuentre disponible para la implementación por parte de las empresas a fines del año 2024.

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